Los Juegos Olímpicos de Rio están confirmando la luminosa actualidad del atletismo colombiano. Ya se había insinuado a clasificar más de treinta representantes para estos Juegos, una cifra sin precedentes. Con Caterine Ibargüen como emblema y campeona -el primero oro de su historia- también Colombia ya tuvo aquí al marchista Manuel Soto en el top ten de los 20 kilómetros, anoche clasificó a Flor Denis Ruiz para la final de lanzamiento de jabalina. Y, también, contó por primera vez con un hombre colocado en la elite, el triplista John Freddy Murillo, quinto en la final dominada por la dupla USA, tal como ocurriera en Londres 2012 (Christian Taylor-Will Clay).
«Dios me dio esta oportunidad de llegar a los Juegos Olímpicos y daré el cien por ciento para aprovecharla», había prometido. Y así cumplió. Su marca de 17 metros y 9 centímetros, lograda en el segundo intento, lo proyectó finalmente hasta el quinto puesto. Por primera vez en su campaña superaba la barrera de los 17 metros, se ubicaba entre los nueve mejores del historial sudamericano y superaba su récord nacional, que venía de fijar el 19 de junio en Sao Bernardo do Campo con 16.96, al obtener el Gran Premio Brasil.
John Freddy Murillo nació hace 32 años, igual que Caterine.
Viene de Apartadó, igual que Caterine.
Lo entrena un coach cubano, igual que Caterine.
Se radicó en Medellín para iniciarse en el atletismo, igual que Caterine. Pero su tránsito hacia las ligas mayores fue más lento, recién hoy -a los 32 años- compite junto a la elite de esta difícil especialidad del salto triple. Murillo, en realidad, había empezado como lanzador de jabalina y allí entrenó durante cinco temporadas, hasta que alguien se dio cuenta (o él mismo) que lo suyo estaba en los saltómetros.
Apareció en los equipos nacionales al estabilizarse sobre los 16 metros, llevándose la medalla de bronce en el Sudamericano de Tunja 2006 con 16.36w y, meses más tarde, en los Juegos Odesur (Sudamericano sub 23) en Buenos Aires con 15.48. Un año más tarde, en el Sudamericano de Sao Paulo terminó cuarto con 15.52 m. y volvió al podio en los Juegos Bolivarianos de Sucre (2009), donde fue segundo con 16.20. Otras medallas llegarían de allí en adelante: campeón sudamericano absoluto en Lima 2015 con 1655 (y subcampeón dos años antes en Cartagena con 16.36w). También ganó los Juegos Bolivarianos de Trujillo 2013 con 1675w y fue bronce en los Odesur de Santiago 2014) con 16.27. Asistió a tres Campeonatos Iberoamericanos, alcanzando su mejor actuación hace pocos meses -justamente en el Estadio Olímpico «Engenhao» de Rio- con 16.35, a cinco centímetros del ganador, el local Matheus Daniel Adao de Sá. Su debut en los Panamericanos (Toronto 2015) no fue afortunado, pagó el precio de cierta inexperiencia y terminó décimo con 16.08, en la prueba ganada por una de las estrellas mundiales de la disciplina, el cubano Pedro Pablo Pichardo, ahora ausente en Rio por lesión.
Bajo la guía de Loisan Acosta, Murillo tenía el sueño de lograr la mínima olímpica (16.85) para Rio, que se le negó varias veces por viento a favor. Hasta que lo consiguió en Sao Bernardo y eso le dio mayor tranquilidad a su preparación.
El salto triple es una especialidad en la que los atletas sudamericanos habían lucido a lo largo de los Juegos Olímpicos. Ya en 1924 el argentino Luis Brunetto había logrado la medalla de plata y posteriormente se estableció la gloriosa dinastía brasileña con los podios de Adhemar Ferreira da Silva (campeón 1952 y 1956), Nelson Prudencio (subcampeón 1968 y bronce 1972) y Joao Carlos de Oliveira (bronce 1976 y 1980). También con el recientemente retirado Jadel Gregorio (quinto en Atenas 2004, sexto en Beijing 2008). Pero John Freddy Murillo es el primer representante colombiano en esta especialidad en el historial olímpico.
Ya tiene una atuación para volver feliz, para ofrendarle a su mujer Sandra y au shija Sol Angela, de ocho años.