Albert Bravo, puntal venezolano

La gran actuación de conjunto de Venezuela en el reciente Sudamericano -incluyendo allí el dominio en la velocidad femenina- también contó como uno de sus puntales en Albert Idel Bravo. Nacido hace 28 años en Maracaibo, Bravo se ha consolidado como uno de los grandes «cuatrocientistas» de la región  y uno de los hombres en los que Venezuela basa su crecimiento para los relevos largos, que ya se encuentran entre los mejores del mundo.
Venezuela tiene una rica tradición en los 400 llanos (y en dichos relevos) y ahora, en Lima, Bravo aportó el sexto título individual del historial en los Sudamericanos, una lista que había empezado hace más de medio siglo (Cali 1963) cuando Hortensio Fusil estableció el entonces récord de 46s.7. Y en los relevos 4×400, ahora Venezuela acumula diez oros sudamerianos.
«Albert Bravo es un deportista con talento innato» define su entrenador Macoli MacGregor. Por su estatura (1m.98) pareció inclinarse en un principio hacia el básquet o el vóleibol, pero ya a los trece años hizo sus primeras pruebas atléticas y desde los 16 se concentró en nuestro deporte. Y justamente por su estatura, en un principio se dedicó a los saltos: garrocha, alto. Esta parecía su especialidad -llegó a establecer el récord venezolano con 2,22 m.- y en la que tuvo su aparición internacional en 2006: 7° en el Iberoamericano de Ponce con 2,08 y medalla de bronce en los Odesur de Buenos Aires con 2,11.
Tres años más tarde, en Lima, lograba el subcampeonato sudamericano con 2,13 m. Y sobre fines de ese año, despuntaba un atleta aún más polivalente en los Bolivarianos de Sucre: campeón de salto en alto con los 2,22 m. que igualaban su récord, subcampeón de los 110 metros vallas con 13s89… y campeón con la posta larga.
A partir de allí, se fue dedicando a los 400 llanos, junto a una generación de especialistas venezolanos que devolvió a su país a los primeros planos en la posta larga. El punto culminante fue la clasificación para los Juegos Olímpicos de Londres 2012, donde la cuarteta integrada por Arturo Ramírez, Alberto Aguilar, Bravo y Omar Longart (José Meléndez en las eliminatorias) consiguió el 7° puesto en la final con 3m02s18. Después de cuatro décadas, un equipo venezolano volvía a una final olímpica de relevos, recordando aquellas gloriosas gestas de Roma y Tokio en los 60.
«Fue una gran satisfacción, además de representar una experiencia muy importante para nosotros, al competir junto a los mejores del mundo», expresó Bravo. La Federación Venezolana había trabajado intensamente en esas temporadas -y lo siga haciendo actualmente- para darle entrenamiento de alto nivel (como los campings en EE.UU.) y fogueo competitivo a sus corredores para el relevo, quienes también probaron sus dotes en los primeros Mundiales de la IAAF en Nassau.
También en Londres, Bravo hizo una positiva incursión individual en los 400 llanos, atravesando su serie con 45s.61 -su mejor registro personal hasta entonces- y ubicándose en semifinales, donde quedó séptimo con 46s.22.
Algunas lesiones lo marginaron durante la temporada siguiente, pero pudo volver para los Boliviarianos de Trujillo, donde marcó 46s.24 para escoltar al colombiano Rafith Rodríguez (también fue segundo con los relevos y quinto en los 200 llanos, bajando por primera vez los 21s, con 20s96). La progresión siguiente se dio en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en noviembre pasado en Xalapa, al conseguir 45s.21 en su serie de 400 metros, el nuevo récord venezolano -mejorando el que su compañero Freddy Mezones venía de establecer en Brasil- y logrando el bronce en la final con 45s.82, mienras que la posta quedaba tercera con 3m01s80. Allí estaban Aguilar, Bravo, Meléndez y Mezones, el cuarteto ya consolidado de Venezuela en los últimos tiempos.
Lima 2015 marca un nuevo capítulo y, probablemente, la plataforma hacia otro salto de calidad internacional.



Suscribite al Newsletter 2025