Víctor Aravena, entre 5.000 y el maratón

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Fuente: LaTercera / AtléticaChilena
Por Agustín Catoia
A Víctor Aravena siempre le gustó correr. En su adolescencia prefería hacerlo en canchas de baby fútbol, hasta que el rekortán y las zapatillas para los 5.000 metros de atletismo tomaron el protagonismo. Y esa categoría sigue siendo su mayor pasión deportiva. Sin embargo, el fondista del Team Chile clasificó al maratón de los Juegos Olímpicos de Río.
“Opté por esa prueba por motivos prácticos, porque el cupo para  clasificar era más accesible. Había que gastar muchos recursos para clasificar en los 5.000 metros, tenía que ir cuatro veces a Europa. Y en el maratón tenía una opción en Chile y otra en el extranjero”, sostiene Aravena. Y su visión de una posibilidad pasó a la realidad en poco tiempo. De hecho, logró la marca para Río en su primera competencia de 42 kilómetros, el Maratón Internacional Temuco Araucanía, en marzo, al registrar 2.16’19”. Y nadie le quitó el boleto a la cita olímpica.
Por lo tanto, su preparación para el certamen de los anillos va más allá del entrenamiento físico y psicológico. En su camino a los JJ.OO., también se adapta a una nueva realidad competitiva y piensa mucho más allá de Río.
“El maratón me cumplió un sueño que tenía hace 15 años, pero sigue siendo algo puramente práctico. Todavía no se me pega el bichito. Mi pasión está en los 5.000 metros, en los cuales tengo mis mayores triunfos, y mi plan es clasificar a esa categoría para Tokio 2020”, confiesa.
Eso sí, por el desafío de una nueva disciplina en una cercana experiencia olímpica, no le falta motivación para entrenar. Son siete días a la semana, cuatro horas y media hasta el sábado y otras dos horas cada domingo, corriendo hasta 38 kilómetros en un día de alta carga. “Y además de correr, he realizado dos meses de adaptación a la carrera con trabajo en piscina, pesas, mucho pilates, exámenes físicos, y me quedan dos meses más”, detalla.
Y después de más de 10 años entrenando para competencias más cortas, el ahora fondista de 42 kilómetros ve y siente las variaciones en sus sesiones de práctica. “La preparación para los cinco mil metros requiere de más pista, más velocidad. En el maratón todo es más largo, con más series. Si antes hacía diez series de 400 metros a cada un minuto, y con menos pausas, ahora hago veinte o más. Ahora todo es más aeróbico, de más horas de entrenamiento, más todo. Antes corría 150 o 160 kilómetros por semana, y ahora son entre 200 y 220”, compara.
Hasta ahora, su única competencia en la categoría ha sido su debut en el certamen temucano. En su primer intento, ya dio en el blanco olímpico. Aun así plantea que estableció una buena base en competencias y trabajos previos, y que no corrió en el sur de Chile simplemente para probar suerte.
“En la época en que priorizaba los cinco mil metros, establecí un récord personal de 1.04’27” en los 21k de una Maratón Adidas. También hice muchos trabajos de 30k, donde sabía más o menos la marca que podía obtener, y realicé mediciones en laboratorio. Entonces ya sabía que podía hacer la marca”, dice.
Aravena considera que el maratón “es un sufrimiento desde el kilómetro 38 hasta la meta”. “La deshidratación, los calambres y el impacto con el cemento afecta mucho a la musculatura”, dice, pero su mayor desafío rumbo a sus primeros Juegos Olímpicos no ha sido la falta de experiencia ni una preocupación por la imponente distancia. Actualmente, su principal preocupación se dirige a ciertas debilidades físicas.
“A veces mi cuerpo puede estar muy bien pero se acalambra, y he tenido  muchos problemas con mis músculos isquiotibiales.  Además, en 2009 sufrí un accidente automovilístico y me quebré el tabique nasal, por lo que todavía me cuesta respirar bien”, cuenta. “Pero antes trabajaba la parte física por encima, y ahora mi cuerpo está ganando forma”, agrega. Eso sí, llegará a la cita carioca apenas con la experiencia del maratón temucano. “Correr muchos maratones te deja machacado, y no me preocupa haber corrido sólo uno”, concluye.
Víctor Aravena se toma su segunda competencia de 42 kilómetros como un medio de ganar experiencia, un escalón previo a la meta de volver a la cita de los anillos representando a Chile en los 5.000 metros. ¿Pero quién sabe aún si el certamen carioca no le picará el bichito del maratón? A fin de cuentas, siempre le gustó correr y su pasión por los 5.000 metros le llegó inesperadamente.

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