Dentro de una de las pruebas más atractivas, pero también más complicadas, en el programa del atletismo olímpico, los representantes sudamericanos habían tenido escasa presencia a lo largo del historial: el salto con garrocha. Solamente el brasileño Lucio de Prado Castro llegó a un sexto puesto, pero allá por 1932 (Los Angeles) con 3.90. Su compatriota -en realidad, formado atléticamente en EE.UU- Tomas Valdemar Hintnaus también fue finalista en Los Angeles, mucho tiempo después (1984), quedando sin marca. El único argentino que había participado en el salto con garrocha de los Juegos era Erico Ricardo Barney, con una buena performance en México (1968): récord sudamericano de 4.80 m. durante la clasificación, aunque sin acceder a la prueba decisiva. Cuatro décadas más tarde, en Beijing, Germán Chiaraviglio hizo su aparición, aunque sin marca en la qually…
Todo viene cambiando en los últimos tiempos. Thiago Braz da Silva, de Brasil, es uno de los mejores del ránking mundial y Germán Chiaraviglio -dejando atrás un duro período de lesiones y operaciones- se viene asentando desde el año pasado. Ambos dieron la nota en la noche de este sábado 13 de agosto al colocarse entre los doce finalista para la competencia del próximo lunes.
«Es una felicidad, lo que siempre soñé como atleta» dijo Chiaraviglio, entrevistado poco después por ESPN. Subcampeón mundial junior 2004 y campeón mundial junior 2006 -también fue campeón en menores- Chiaraviglio pasó por un calvario de lesiones en el pie desde su ingreso a la categoría superior. Varias veces, su campaña pareció al borde del final. Pero se ha recuperado. Y a sus grandes actuaciones del 2015 -subcampeón panamericano en Toronto con su récord nacional de 5.75 m y finalista en el Mundial de Beijing- le une ahora su histórico pase a la final olímpica, a los 29 años de edad. De una generación más joven (cumplirá 23) Thiago -oriundo de Marilia y residente en Formia, donde entrena con Vitaly Petrov- también fue campeón mundial u20 en Barcelona 2012, antes de producir su fulminante progresión en mayores, que lo llevó hasta el récord sudamericano indoor de 5.93 este año y 5.92 outdoor en 2015 (en una plaza de Bakú). Y es una de las grandes cartas del atletismo brasileño para este acontecimiento olímpico en el Engenhao de Rio de Janeiro.
LA CLASIFICACION
El grupo A de la qually de garrocha reunió a varias de las primeras figuras, con el recordman mundial Renaud Lavillenie (6.16i) incluido. Germán estuvo en el grupo que atravesó los 5.30 y los 5.45 en primera tentativa, pero tuvo dificultades en sus comienzos sobre 5.60, la altura que definió toda la clasificación. «Lo bueno allí es que ajusté mi carrera, encontré el ritmo que necesitaba y pude pasar con solvencia», comentó más tarde. Superó esa altura recién con su tercer salto. Y también pasó los 5.70, ya en segundo intento, lo que le aseguraba el pasaporte a la final.
El ganador del grupo fue el estadounidense Sam Kendricks con los 5.70 de primer intento. Lavillenie compartió el segundo lugar con el chino Changrui Xue (ambos 5.70 en segundo). También avanzaron el polaco Piotr Lisek (4°), Germán y el checo Jan Kudlicka (5os.) mientras -con 5.60- también llegan a la prueba decisiva el japonés Daichi Sawano y el letón Paul Pujats. Se quedaron afuera varios atletas de primera línea como el alemán Ralf Holzdeppe (bronce en Londres, subcampeón mundial del año pasado en Beijing) y su compatriota Tobias Scherbatch, ambos con 5.45. Otro eliminado resultó el polaco Robert Sobera, reciente campeón europeo en Amsteram: sus 5.60 de hoy no fueron suficientes. Y tampoco ingresa a la final el otro crédito brasileño, Augusto Dutra da Silva de Oliveira, con 5.45.
En el grupo B, solamente tres hombres atravesaron los tranquilizadores 5.70: el griego Konstantinos Filíppidis (un viejo conocido de Germán desde su época de menores) en primer intento, al igual que Thiago Braz; el canadiense y campeón mundial vigente Shawn Barber, con 5.0 en la segunda tentantiva. Y completa el grupo de finalistas el checo Michael Balner por sus 5.60 m. Marginados con 5.45 m. algunos conocidos como el franés Kevin Menaldó y el polaco Pawel Wojciechowich, campeón mundial 2011 y bronce un año atrás en Beijing.
A la clasificación de Thiago Braz no le faltó su cuota de suspenso. Había fallado en los dos intentos sobre 5.45, su altura inicial. Entonces, reservó para los 5.60 el último que le quedaba. Lo pudo pasar, lo mismo que en 5.70. «Después de fallar aquellos dos primeros saltos, hablé con mi entrenador y decidimos cambiar la garrocha. Dio resultado» contó Thiago. Es optimista para la final: «Creo que habrá que saltar 5.90… o mucho más. Las medallas estarán allí».