Por Eumar Esaa / Venezuela
Andrea Purica y Nediam Vargas han compartido la gloria del gran repunte de la velocidad femenina en Venezuela. Estuvieron juntas en el podio de los 100 m planos y en la cima del 4×100 en los Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014, celebraron en alianza los títulos sudamericanos de la posta corta tanto en los Juegos Odesur de Santiago 2014 como en el torneo regional de atletismo, se han repartido el botín nacional los últimos cuatro años, y ahora, cada una por su camino, buscan en España una plataforma de despegue para sus respectivas carreras.
Purica fue la que comenzó de forma más incierta, sin contrato ni ningún respaldo económico que le diera certezas en la temporada ibérica bajo techo, más allá de la fe ciega de su entrenador Joval Montero y la solidaridad de Yulimar Rojas, que acoge a ambos en su apartamento de Guadalajara. Vargas, en cambio, se va esta semana con la certeza de pertenecer a un club, el Celta de Vigo de segunda división, que decidió ficharla luego de ver su rendimiento el año pasado.
Durante la base de preparación en España que cumplió en su búsqueda infructuosa de la marca olímpica, Andrea no logró completar las seis competencias obligatorias para hacerse elegible al draft. Esta temporada, sin embargo, comenzó por todo lo alto lo que tanto ella como su entrenador Montero reconocen como una aventura.
En su afán de hacerse visible para correr de forma estable en Europa, Andrea ha roto dos veces su propio récord nacional de 60 m bajo techo, primero con un 7.29 en Zaragoza y luego con un 7.20 el martes último en Ostrava, que proyecta una muy competitiva transición a los 100 m cuando se inicie la campaña al aire libre.
“Vinimos a buscar nivel y a tratar de tener una buena temporada”, apunta la mirandina. “La idea es que un manager se interese en mí para quedarme a correr aquí. Mi entrenador tuvo la iniciativa porque vio la forma en que estaba trabajando. Estamos a nuestra suerte, no es fácil, pero hay que ponerle full. Ser atleta te prepara para muchas cosas.”.
De momento, Andrea es la única latinoamericana en el ranking del año de los 60 m de la IAAF. Su 7.20 está entre los nueve cronos más rápidos que se han corrido este año en el mundo y de tercero en el ranking histórico de Sudamérica, y su 7.29 es el mejor de España en 2017.
“Estamos apostando a que explote un talento que puede hacer grandes cosas para el atletismo venezolano”, confía Joval Montero, un joven ex saltador de longitud que se ha convertido en mentor de grandes esfuerzos de desarrollo en pista y campo. “Ella está en una etapa de madurez en la que puede dar buenos resultados”.
Durante su gran año, el que la llevó a registrar marca mínima para el Mundial de Beijing y ganar dos medallas de oro en los CAC de Veracruz, Purica todavía era una atleta juvenil. El paso a la categoría adulta estuvo marcado por lesiones que arrastró hasta el año pasado, cuando se quedó corta en el intento de buscar el pase a Río 2016. Aun así, cerró su breve paso por las pistas españolas con la tercera mejor marca indoor del país en 60 m, 7.41.
“Este año es la primera del ranking, porque la velocidad femenina no es tan fuerte aquí, y ese es el plus que ella puede aportarle a cualquier club. En 2016 el Barcelona se interesó, pero ella no era elegible, porque solo completó cuatro competencias”, explica Montero.
Purica ha sabido tener paciencia para no apurar su regreso al máximo nivel. “Después de los CAC tuve una rotura de quádriceps femoral”, recuerda. “Recuperarme me tomó todo 2015. Ya en 2016 tenía que trabajar con mucho cuidado porque tenía miedo de volverme a lesionar. Mi entrenador me motivó y me ayudó mucho en la parte psicológica, me llevó poco a poco”.
Hoy una Andrea Purica más delgada, que ha aprendido la forma de luchar contra su tendencia a ganar peso, comienza a anunciar grandes cosas de cara al Mundial de Londres, apoyada en una experiencia ganadora, la de su anfitriona en España, Yulimar Rojas.
“Estamos siguiendo su ejemplo, aprendiendo de todo su equipo multidisciplinario, incorporando un régimen dietético a la preparación, aprovechando la experiencia al 100%”, asegura Montero.
Aspirante con argumentos
Nediam Vargas escoltó a Purica en el podio de Veracruz, pero luego fue superior a ella en las dos temporadas posteriores, incluyendo un 11.33 en 100 m en Los Ángeles, que no pudo ser homologado por haber sido registrado con viento a favor. Sin embargo, la explosión que se esperaba de la campeona de los Juegos Nacionales de 2013 nunca llegó, y ahora ensaya una meta con más visión de futuro.
“El objetivo a corto plazo es el Mundial de Londres, pero a largo plazo son los Juegos Olímpicos de Tokio”, asegura Vargas, que intentará este año un importante cambio en su enfoque: “Mi proyecto es hacer de los 200 m mi prueba fundamental, porque allí he progresado mucho y mi margen de mejora en 100 m es más pequeño”.
En el camino, no le dice que no a los nuevos desafíos, como debutar en diciembre pasado con el Celta de Vigo en pentatlón, una prueba no oficial que realizó en Braga, Portugal, en el comienzo de la temporada de sala. “Yo empecé en atletismo haciendo heptatlón, así que cuando llegamos a Braga y vimos que no había 200 m no me amilané y acepté competir en pentatlón para no perder el viaje”.
De esa aventura salió la quinta mejor marca de todos los tiempos en el torneo lusitano y el récord nacional bajo techo para esa prueba, 3001 puntos.
Al Celta, Nediam se unió siguiendo la misma ruta de Andrea: “Me dijeron que buscaban velocistas y recibí ofertas de Vigo y de Río Ferrol, pero el primero fue el que aceptó mis dos condiciones: prepararme con los planes de mi entrenador Douglas Marcano y cederme para todas las competencias de mi selección nacional, además de que llevaba más tiempo en conversaciones con ellos”.
La experiencia, aunque interrumpida por el receso navideño, ha resultado satisfactoria para Nediam: “Me encanta correr en pista techada. Mi club es muy atento conmigo y tengo buenas perspectivas: incluso podría hacer el Campeonato Europeo de Clubes, aunque sólo hasta semifinales”.
Lidiar con la presión, con la inmensa exigencia personal que frustró su debut mundialista, está entre los saldos a favor de esta incursión profesional. Nediam no olvida la gran forma en que se sentía aquel 5 de agosto de 2015, cuando corrió la primera ronda de los 100 m planos en Beijing, ni la manera en que se derrumbó cuando le tocó hacer la serie en el carril de al lado de la entonces campeona olímpica, la jamaiquina Shelly-Ann Fraser Pryce.
“Eso fue horrible”, confiesa. “Da demasiado miedo. Todo el mundo la ovacionaba a ella y yo estaba al lado: la presión es más fuerte. Sentí que corrí bien, incluso salí mejor que ella, pero a partir de los 40 metros lo que le vi fue el celaje. Después, durante todo 2016, tenía mucha ansiedad por hacer la marca olímpica, y eso no ayudó. Ahora sueño con una final en un Mundial, con un buen papel este año en los Bolivarianos, y sé lo que puede afectar el dejarme llevar por la presión”.
4×100: un objetivo común
Tanto Nediam como Andrea están en España persiguiendo metas personales. Sin embargo, ninguna de las dos descarta ese relevo 4×100 junto a Nercely Soto que tantas satisfacciones dio durante el ciclo pasado.
“Para Río teníamos grandes expectativas de clasificar, pero faltó trabajo conjunto en la última etapa y una cuarta corredora con buenos tiempos, porque hasta el momento no ha aparecido la atleta que haga marcas más o menos parecidas a las de nosotras tres”, analiza Nediam. “Siempre estaré dispuesta a correr el relevo. Si nos apoyan pueden salir cosas muy buenas, porque a Andrea, a Nercely a mí nos quedan por lo menos dos ciclos olímpicos”.“El relevo es algo que nos motiva mucho a todas, porque mueve mucha adrenalina. Correrlo da una emoción especial”, redondea Andrea.