Fuente: Diario El Mercurio (Ecuador) / F.Ec.A.
Para llegar a ser la mejor marchista ecuatoriana de la historia en un Mundial de Atletismo, al acabar décima sexta en Pekín con un crono de una hora, 32 minutos y 12 segundos en los 20 km, Paola Pérez tuvo que sortear una serie de circunstancias y hasta demostrar a las personas que la estatura no puede ser un óbice para hacer realidad los sueños.
Con 1,45 centímetros de estatura, su padre, Luis, y sus entrenadores, Luis y Juan Chocho, siempre le tuvieron fe y nunca dejaron de apoyarla hasta hoy disfrutar con ella su segunda clasificación a los Juegos Olímpicos.
El próximo 19 de agosto a las 12:30 de Ecuador su aspiración en Río de Janeiro es ingresar entre las 20 mejores y superar el puesto 50 que logró en Londres 2012 con un tiempo de 1h 37m 05s. Cuatro años después, en base a esfuerzo, disciplina y mucho trabajo si bien logró el pasaporte olímpico con 1h 32m 14s en Alemania, su mejor marca personal lo firmó con bronce en los Juegos Panamericanos Toronto 2015 al cronometrar 1h 31m 53s.
Aunque no tienen ningún parentesco, Paola ve en Jefferson Pérez al espejo en quien reflejarse, también admira el espíritu de lucha de Miriam Ramón quien desde el 2005 posee el récord nacional en los 20 km marcha con 1h 31m 25s. “Piru” como la conocen en el ámbito deportivo asegura que su deseo es bajar dicha marca.
En la actualidad agradece el apoyo del Ministerio del Deporte. Dice que gracias a que le integró a la beca B del Plan de Alto Rendimiento se puede dedicar 100 % a los entrenamientos, es más, se resiste a que el amor toque su puerta porque considera que le desconcentrará de su objetivo y tampoco tendrá el tiempo suficiente para hacer vida social.
Después de su participación en Río anticipa que retomará sus estudios en Educación Básica en la Universidad de Cuenca, mismos que los dejó en el 2014 para dedicarse de lleno al deporte. También definirá con su cuerpo técnico si se mantiene en la especialidad o se enfoca en los 50 km que si bien aún no es una prueba olímpica ya tiene cabida en mundiales.
Giro total
El peor año que vivió en la parte deportiva fue en el 2011. Recuerda que buscaba la marca A para sus primeros Juegos Olímpicos (1h 33m) pero no dejaban de descalificarla hasta que en Estados Unidos logró terminar la prueba pero lejos de la marca (1h 35m) como si fuera poco en su casa atravesaba serios problemas económicos.
Entonces tomó la decisión de quedarse a trabajar en suelo estadounidense. Con apoyo de sus hermanos, de parte de padre, manejaba alternativas, una de ellas era limpiar una casa los domingos. Nunca se concretó porque sus padres y el dirigente deportivo Fausto Mendoza lograron que retornará a su tierra natal.
No pasó medio año de estar con su familia cuando logró el cupo olímpico y el Ministerio del Deporte le entregó una casa. “Mi vida dio un cambio total, de 180 grados”, confiesa Paola quien antes que empezara a surgir en el deporte no tenía reparos en ayudar a lijar los carros que los clientes dejaban en la latonería de su padre.
Técnica
Para compensar la zancada más larga de sus rivales en las competencias, Paola marcha con progresiones más rápidas. Está segura que los controles antidoping están dando lugar a competencias más equilibradas, sin embargo, dice que le resulta motivante saber que sin utilzar sustancias para mejorar el rendimiento pueden alcanzar buenas marcas y aproximarse a las mejores que bordean la 1h 25m.
De sus entrenadores, quienes le acompañan 15 años, tiene los mejores conceptos. “no solo fueron una influencia en lo deportivo sino en los personal porque inculcan la disciplina, respeto y valores que son importantes en la persona y eso marca toda la vida”.
Personalidad
Paola, amante de la música romántica, se describe como una persona “relajada” pero que puede “explotar” cuando le molestan más de la cuenta. Es algo que le gustaría mejorar, apunta, tras confesar que su sueño era ser futbolista pero su padre no le dejó y más bien le mandaba con su hermana a entrenar en la Escuela de Marcha Luis Chocho Sanmartín. “Mi hermana era buena y me decepcionaba porque nunca le ganaba”, de allí que mejor prefirió inclinarse por la marcha.
Para las competencias no tiene cábalas más que una imagen de la Virgen de Guadalupe que nunca deja de llevarla en sus diferentes viajes. En estos días espera recibir los zapatos que pidió que le traigan del extranjero. Calza 33. en el mercado ecuatoriano no los hay.
El 21 de julio viajará a España para un periodo de concentración total y solo una semana antes de la competencia se trasladará a Río de Janeiro. Mientras tanto no descuida la preparación física, psicológica e incluso nutricional donde su madre Rosa Saquipay es la más preocupada en cumplir con las recomendaciones de la nutricionista del CEAR Cuenca, Roxana Dávila. En la actualidad Paola pesa 42 kilogramos.
Uno de sus pedidos a las autoridades es la construcción de un caminódromo donde puedan entrenar con mayor seguridad. Ahora entrenan ruta en la Ciudadela de los Ingenieros a expensas de ser arrollados por los vehículos o ser asaltados como se dio semanas atrás.