Otra noche gloriosa de Usain Bolt

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Tuvo mucho de celebración y, también, algún toque de melancolía: fue, probablemente, la despedida del jamaiquino Usain Bolt de las arenas olímpicas, en las que reinó por tres ciclos consecutivos. Pero si fue así, fue a lo grande. Con un nuevo triunfo que coloca en 9 sus medallas de oro en estas tres participaciones del velocista jamaiquino.
La posta masculina de 4×100 metros anticipaba el clásico de los clásicos Jamaica-USA, que a lo largo de la última década tiene a los caribeños como nombres dominantes y a la mayor potencia atlética con problemas en su preparación para esta prueba. Y esta posta cerraba la programación del viernes 19 de agosto, en el Estadio Olímpico (Engenhao) de Rio de Janeiro.
Los jamaiquinos -Asafa Powell de salida, Yohan Blake y Nigel Ashmeade- hicieron su trabajo: le entregaron a Bolt con una tranquilizadora ventaja. Y Usain Bolt cerró la prueba en 37s.27, que lo coloca definitivamente en el Olimpo de los más grandes atletas de la historia. Ha coronado así un triplete sin precedentes en el atletismo de los Juegos: campeón de 100, 200 y 4×100 en tres ediciones consecutivas (ya era sin precedentes el doblete…). Bolt iguala a otras dos leyendas -el finés Paavo Nurmi y el estadounidense Carl Lewis- con nueve doradas, aunque estos tenían más especialiadades para competir. Y quedan a una de Ray Ewry, un lanzador de principios de siglo XX, pero con algunas pruebas que ya no se realizan y -entre sus diez títulos- con unos Juegos extras…
La sorpresa de esta 4×100 fue el segundo puesto de Japón en 37s.60. Los asiáticos consiguieron desbordar a Estados Unidos, cuyo último hombre (Brommell) sufrió una lesión y llegó con lo justo a la línea de sentencia. No obstante, a EE.UU. no le quedó siquiera el consuelo del bronce: fue descalificado por pase fuera de zona en la primera entrega (de Mike Rodgers a Justin Gatlin). Entonces, el bronce quedó para Canadá en 37s.64, dándole a su hombre clave, Andre DeGrasse su tercera medalla olímpica en estos Juegos, tras el tercer puesto en 100 y el segundo en 200. China fue cuarta con 37s98 y Gran Bretaña quinta con 37s98, Trinidad y Tobago descalificada… Brasil, en su séptima final olímpica, clasificó finalmente sexto con 38s.41, un tiempo alejado de sus expectativas, pero igual con la satisfacción de insertarse en la elite. Formó con Ricardo de Souza, Vitor Hugo Silva Mourao dos Santos, Bruno Lins Tenorio de Barros y Jorge Henrique da Costa Vides.
Previamente, se habían disputado las eliminatorias de la 4×400 y allí Brasil también consiguió avanzar a la final de este sábado. EL equipo integrado por Pedro Luiz Burmann de Oliveira, Alexander Russo, Peterson dos Santos y Hugo Balduino Sousa marcó 3m.00s.43 y terminó cuarto en la segunda serie, en la cual Venezuela -con 3m02s69- no pudo mantener el nivel de Londres 2012 y ocupó el sexto puesto. En la serie anterior, Colombia también fue sexta con 3m01s84, sin lograr la plaza de finalista. El juvenil Anthony Zambrano, Diego Palomeque, Carlos Lemos y John Alejandro Perlaza integraron la cuarteta colombiana.
Esta noche de postas también tuvo la final de la 4×100 femenina. Y Estados Unidos, que tuvo que realizar en solitario una clasificación -tras el incidente de la seie- logró un convincente oro en 41s01, lanzado por la campeona de largo Tianna Bartoleta, seguida por Alison Felix (subcampeona de 400 y que ahora ya consiguió su quinto oro olímpico), English Gardner y Tori Bowie. Jamaica fue subcampeón en 41s36 y el bronce, para las británicas con 41s77.
La presencia sudamericana en esta noche del viernes se completó con el brasileño Wagner Carvalho Domingos en la final del lanzamiento del martillo. No pudo mantener allí los registros de los últimos tiempos y quedó 12° con 72.28 m. El oro -primero de la historia para su país- fue para Dilshod Nazharov, de Tajikistán- con 78.68 metros, delante del veterano bielorruso Iván Tsikhan con 77.79. Ambos ya tenían experiencias de competencias en Brasil, estuvieron en torneos de GP durante los últimos años. Por el bronce huob una intensa lucha, que el polaco Wojciec Nowiski inclinó en su quinto tiro de 77.73 m. Postergó así a la gran revelación de la prueba, el joven mexicano Diego del Real (cuarto con 76.05). Y para Polonia, un pequeño consuelo después de que el super favorito y número 1 del ránking mundial, Pawel Fajdek, no atravesara sorpresivamente la fase clasificatoria. El defensor del título olímpico, el húngaro Kristian Pars, temrinó ahora en el 7° puesto con 75.28 m.
En los 5.000 metros para damas, la etíope y campeona mundial Almaz Ayana parecía proyectarse a otro triunfo, después de su formidable demostración en 10.000. Pero esta vez, las keniatas no le perdieron pisada, a pesar de que a su paso por los 3.000 (8m47s) Ayana les llevaba cuarenta metros. A falta de dos vueltas, las keniatas Vivian Cheruiyot y Hellen Obiri consiguieron quebrar a la etíope -evidente signos del esfuerzo- y lanzarse a la resolución. Vivian Cheruiyot, poseedora de cinco títulos mundiales entre pista y cross, encuentra ahora, a los 32 años, su primer título olímpico en una extensa campaña, con cuatro participaciones en los Juegos. Y lo hizo a lo grande, con récord olímpico de 14m26s17, seguida por Obiri con 14m29s77 y Ayana en 14m33s59.
La otra final del día, el salto con garrocha para damas, estuvo signado por las ausencias: la «zarina» Elena Isinbayeva (por las circunstancias conocidas, de la marginación de Rusia). Y la gran atleta brasileña Fabiana de Almeida Murer, quien no pudo atravesar la clasificación. Las dos que llegaban con los mejores pergaminos a la final, tampoco fueron factor allí, no se encontraban en las mejores condiciones físicas: la estadounidense y defensora del título Jennifer Suhr y la cubana y campeona mundial Yarisley Silva. Ambas quedaron en 4,60 m. y compartieron el séptimo puesto.
Todo se resolvió más arriba. La que venía mejor era la más joven entre las finalistas, la neocelandesa Eliza McCartney, ya que pasó todo en primer intento, inclusive los 4.80. Tanto la griega Katerina Estefanidi como la estadounidense Sandi Morris lo hicieron en segundo. Pero cinco centímetros más arriba, McCartney ya no pudo, sus rivales sí, ambas en su segunda tentativa. Los 4.90 fueron infranqueables y el oro quedó para la griega, por menor cantidad de nulos que Morris en las alturas inferiores.

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