Por F. Lema / Diario Clarín foto: Oscar Muñoz Badilla
Mira de reojo a las cámaras, micrófonos y grabadores que lo acechan en la zona donde será bombardeado a preguntas. Lo tiene claro: lo suyo está dentro de la pista. Allí donde quebró dos veces su propio récord ante la multitud que se acercó al Parque Olímpico de Villa Soldati. Es Nazareno Sasia, ese pequeño gigante de 17 años que manda en la competencia de lanzamiento de bala en Buenos Aires 2018 gracias a batir los récords nacional y sudamericano, y a reafirmar por qué lidera el ranking mundial en la categoría de menores de 18 años.
El chico de Cerrito, un pueblo a 50 kilómetros de Paraná, Entre Ríos, es el encargado de abrir la competencia. Y lo hace en forma inmejorable: con 21,58 metros, para que lluevan los aplausos y cierre un puño por lo bajo, en forma de festejo. Es su mejor marca y también representa una presión enorme para los otros siete atletas de su serie.
Y en el cuarto y último lanzamiento, Sasia no se conforma con haber quebrado su marca sino que va por más y lo hace nuevamente. La bala de 5 kilos vuela hasta los 21,94 metros y establece una diferencia de 72 centímetros respecto al bielorruso Aliaksey Aleksandrovich, su perseguidor. Es evidente: la presión de llegar como el número uno del ranking mundial no le hizo ni cosquillas.
“Venía con la ilusión de mejorar mi marca. Ya con el primer lanzamiento estaba muy contento, pero lo que salió en el cuarto fue muy bueno, así que estoy muy feliz”, suelta más relajado ante Clarín.
Se sabe que la ilusión crece por su holgada victoria, pero el propio Nazareno es el encargado de poner paños fríos. Al menos hasta el lunes, cuando volverá a la acción. “Estoy muy tranquilo. Volveré a hacer exactamente lo mismo que hoy y, mas allá de lo que suceda, voy a estar contento de todas maneras”, sintetiza.
Sasia naturaliza su facilidad para el lanzamiento. Este chico de 1,93 metro tuvo idas y vueltas con el atletismo. “De más chico practicaba fútbol y atletismo. Y una vez, jugando al básquetbol, llegó mi entrenador y me invitó a entrenarme en su escuela de atletismo. Y bueno, fui”, cuenta Nazareno en forma parsimoniosa, mientras juega constantemente con sus manos.
La historia cuenta que una vez insertado en el mundo del atletismo, Nazareno fue una aplanadora: ganó todas las competencias habidas y por haber. Hasta hubo quienes plantearon en Cerrito que se premie a más de un ganador, dando por sentado que Sasia finalizaría como el líder indiscutido de la competencia.
“Puede ser que se hayan tenido que pelear por el segundo puesto”, responde con una humildad inusual y una risa nerviosa. Y agrega, desviando el foco de la charla: “El pueblo siempre me apoyó y eso me pone muy contento. A fin de año se hace una fiesta del deporte y me nombraron embajador deportivo de Cerrito”.
Germán Lauro, referente de la disciplina que comparte entrenador con Sasia, le cuenta a Clarín: “Naza es el mejor proyecto que tiene el país. Tiene que tener una maduración deportiva y física. Le falta pasar una categoría de juveniles. Es un atleta al que hay que esperar 5 o 6 años para que tenga un crecimiento. No hay que tirarse de cabeza a exigirle resultados”.
Al respecto, Sasia comenta: “Con el Gordo nos conocemos hace un tiempito. Antes de salir a la pista, estábamos hablando de que la idea era disfrutar un poco este marco y que no influya de manera negativa”.
Con relación a ese ambiente particular que sienten los jóvenes atletas al competir en casa, a Sasia parece no afectarle. “En ese momento estaba metido en la competencia, pero igual escuchaba los aplausos. Estoy muy contento y agradecido con toda la gente que vino a ver los Juegos y muy feliz porque me han apoyado”, narra con una sonrisa indisimulable.
La espera no será larga para volver a contemplar su talento en Buenos Aires 2018. Este lunes, cuando a partir de las 14 haga volar esa bala que tan bien maneja, será el turno de apreciar su talento antes que pensar en los logros. A fin de cuentas, es apenas el inicio de un camino prometedor.