Lo que el deporte de Brasil y Sudamérica toda anheló durante un siglo, lo que se plasmó en el congreso del COI en Copenhague y lo que comenzó hace pocos días -con una ceremonia en el Maracaná que tuvo al maratonista Vanderlei de Lima como uno de sus grandes protagonistas- ya es una realidad: los primeros Juegos Olímpicos en nuestra región. Y desde este viernes 12, en la pista del Estadio Olímpico (Engenhao) y en las avenidas cariocas, entra en acción nuestro deporte, el «rey», el atletismo.
Con el estímulo de Río, la elite atlética de todos los países sudamericanos se concentró y vivió en las últimas temporadas. Y así, una cifra sin precedentes de 224 atletas -sin computar allí los relevos- consiguió las marcas mínimas fijadas por la IAAF. Hay que hacer la salvedad que 88 de esos atletas (50 hombres, 38 mujeres) lo consiguieron en maratón, donde los registros eran mucho más accesibles. No obstante, aquel número (125 hombres, 99 damas, en el total, más los relevos) es el mayor del historial para el atletismo de Sudamérica, donde los trece países del área cuentan con clasificados. Y en varios casos (Brasil, Perú, Colombia, Ecuador, entre ellos) con las delegaciones más numerosas de su historial.
Así, Sudamérica clasificó atletas en casi todas las pruebas de la programación (las excepciones fueron los 5.000 metros de varones, los .5000, 400 vallas y salto en alto de damas).
Además de la cantidad, también resalta la calidad. En el proceso clasificatorio fueron barriendo numerosos topes nacionales y sudamericanos, se fue elevando el standard de conjunto y muchos de los integrantes de esta generación atlética parecen llegar en la plenitud a la cita de Rio. También se fueron fogueando en la alta competición, con una frecuencia -caso de los marchistas- que tenía pocos antecedentes. De este modo, hay varios atletas sudamericanos en condiciones de pelear en los puestos de avanzada.
Entre los hombres se encuentra el velocista panameño Alonso Edward, ex subcampeón mundial de los 200 llanos en Berlin 2009 y cuarto por milésimas en el Mundial de Beijing 2015. Los Juegos son su única cuenta pendiente. Marchistas como el local Caio Oliveira de Sena Bonfim y el colombiano Eider Arévalo sobre 20 km, o el ecuatoriano Andrés Chocho (intenta la hazaña del «doblaje», 20 y 50 km) son otros de los que se entreveraron en el pelotón de los mejores del mundo. También está el brasileño Thiago Braz da Silva en el salto con garrocha, donde sus marcas lo ubican en la elite, y ahora quiere revalidarlo en una gran competencia. Y su compatriota Wagner Carvalho Domingos acaba de registrar un vertiginoso ascenso en lanzamiento del martillo, especialidad que parece territorio excluyente del polaco Pawel Fadek.
En damas, las sudamericanas concentran la atención en el salto triple con el nuevo duelo entre la colombiana Catherine Ibargüen y la ascendente venezolana Yulimar del Valle Rojas. Junto a ellas, con la misión de defender su título olímpico, estará la kazaja Olga Rypakova. Otras de las damas sudamericanas con posibilidades es -ya en vísperas de su retiro, tras gloriosa campaña- la brasileña Fabiana de Almeida Murer, ex campeona mundial indoor y outdoor del salto con garrocha. Y su compatriota Erica Rocha de Sena también tiene sus ilusiones en la marcha de los 20 kilómetros, especialidad en la que ya se asentó por debajo de la hora y 30 minutos, y obtuvo el bronce en la reciente Copa del Mundo, en Roma.
También los relevos brasileños 4×100, tanto en hombres como en mujeres, buscarán los puestos de vanguardia, continuando sus buenas performances (medallas incluidas) de las citas de las últimas décadas.
En todos los casos, será la continuidad para una tradición que tiene a casi 30 nombres de atletas sudamericanos -los más gloriosos- en el eterno podio olímpico.