La penúltima jornada del atletismo olímpico en estos inolvidables Juegos de Rio -última de pista y campo, ya que el domingo 21 el cierre es con el maratón- extendió el dominio USA en el medallero general y tuvo en el británico MoFarah a uno de sus principales protagonistas.
En la carrera de los 5.000 metros, la dupla de etíopes (Gebrhiwet y Gebremeskel, el subcampeón de Londres) intentó la misma táctica que los keniatas suelen probar con Farah, en un juego de equipos y desgaste. Farah tuvo que andar más rápido esta vez, pero no perdió el control de la carrera y produjo su demoledor cambio de ritmo decisivo cuando se lo propuso. Ganó en 13m.03s.30, completando así el doblete 5.000 / 10.000, en Londres 2012 y en Rio 2016, algo que en el historial de los Juegos sólo había logrado el finés Lasse Viren (1972/1976). La lucha final, entonces, se dio por las otras medallas, allí se descalificó en principio a varios de los que habían llegado adelante (como el estadounidense Chelino y el canadiense Mohamed) pero, tras los reclamos, el resultado fue tal como se vio en la pista. La medalla de plata -primera de un estadounidense en esta prueba desde 1964- correspondió a Paul Chelimo con 13m03s90, el bronce al etíope Hagos Gebrhiwet con 13m04s35, mientras que el anadiense Mohamed AHmed quedó cuarto con 13m05s94. A sus 41 años y en su quinta participación olímpica, el estadounidense Bernard Lagat fue quinto con 13m06s78.
Otro que también ha cambiado de nacionalidad, y ahora representó a Perú, fue David Torrence (hasta hace poco de EE.UU.). Terminó 15° en 13m43s12.
Más lenta -mucho más- resultó la final de los 1.500, dominada de punta a punta por Matthew Centrowitz, devolviéndole a EE.UU. un título después de más de un siglo (el último fue en 1908). Centrowitz es uno de los más sagaces y experimentados corredores de mediofondo (ya fue subcampeón mundial 2013, bronce 2011) en esta especialidad y controló ese paso conservador de 66s83 para la primera vuelta, 69s76 para los segundos 400. La ofensiva africana -con dos campeones olímpicos en liza- llegó tarde, para la salida de la última curva. Y Centrowitz estaba demasiado firme, también pudo controlarla. Ganó en 3m50s00. El argelino Taufik Makhloufi, campeón cuatro años antes en Londres, quedó ahora segundo con 3m50s11 (pero también se llevó la medalla de plata en los 800) y el bronce correspondió a otro experimentado mediofondista, el neocelandés Nicholas Willis (subcampeón 2008) con 3m50s24. Desde 1932 no se registraba una final tan lenta en 1500, pero eso no preocupó. «Lo principal es la medalla» resumió un eufórico Centrowitz, después de recibirla de manos del ex bicampeón olímpico de la especialidad y actual presidente de la IAAF, Sebastian Coe. El favorito Asbel Kiprop, tricampeón mundial, no fue factor, a pesar de insinuar una reacción en la última curva. Terminó sexto.
Mientras tanto, sobre el campo, el alemán Thomas Röhler fue un convincente campeón de jabalina con 90,30 metros, a 27 cm. del récord olímpico de Thorkildsen. Número 1 en la actual temporada, había dudas por Röhler después de una lesión en el último mes y su quinto lugar en la competición europea de Amsterdam. Pero se mostró firme de entrada (87.40) y alcanzó su tiro ganador -sobrepasando al keniata Julius Yego- en el quinto intento. Yego, campeón mundial en Beijing 2015, hizo un tremendo esfuerzo con su primer disparo (88.24), pero después se lesionó en una pierna. Cometió dos nulos, rehusó uno de sus tiros, y ya no pudo efectuar los dos últimos, pues tuvieron que llevarlo a la enfermería. El triniteño Keshorn Walcott batalló para defender la corona olímpica de Londres 2012. Sus 85,38 m. le alcanzaron para el bronce, con apenas 6 cm. de ventaja sobre otro alemán, Johannes Vetter. El que se superó fue el ucraniano Kosynsky, quinto con 83,95 m., mientras que el ex campeón europeo Antti Ruuskanen (83.05) defendió la tradición finesa en esta prueba y terminó sexto.
El argentino Braian Toledo fue décimo con 79.81 m. (en el tercero de sus disparos, tras 77.89 y 79.51), convirtiéndose así en el sudamericano mejor clasificado en el historial olímpico de jabalina.
En damas, también hubo prueba de campo, marcando la consagración -a sus 37 años, la más veterana del historial de la prueba- de la española Ruth Beitia en salto en alto. Fueron cuatro las atletas que superaron 1,97 m., y que fallaron en los 2 metros: Beitia, la búlgara Mirela Demireva, la croata Blanka Vlasic y la estadounidense Chaunté Lowe. Y así quedó el orden de la prueba, con Beitia campeona por concurso perfecto (pasó todo en primer intento), mientras Demireva había fallado el inicial de 1,88 m. Beitia le da así a España el primer oro de su historia en atletismo femenino.
Sobre la pista, la sudafricana Caster Semenya ganó los 800 con 1m55s28, seguida por Francine Nyonsaba (Burundi) con 1m56s49 y Margaret Nambui (Kenia) con 1m56s89.
El cierre lo marcaron los relevos largos. La prueba femenina tuvo el duelo EE.UU.-Jamaica, y fue la sexta victoria olímpica consecutiva para las del Norte con Courtney Okolo, Natasha Hastings, Phyllis Francis y Allyson Felix en 3m19s06, Jamaica plata en 3m20s34 y las británicas, bronce con 3m25s88.
Y acorde con el atletismo de estos Juegos, EE.UU. cerró con otro triunfo en la 4×400 masculina, donde Arman Hall, Tony McQuay, Gil Roberts y LaShawn Merritt marcaron 2m57s30. También Jamaica fue subcampeón aquí con 2m58s16. Bahamas, el campeón de Londres, ahora se quedó con el bronce (2m58s49) postergando por tres centésimas a los belgas de los tres hermanos Borlee. También Botswana (2m59s06) y Cuba (2m59s53) estuvieron por debajo de los 3 minutos. Polonia fue séptima y Brasil, octavo con 3m03s28, formando con Pedro Luiz Burmann de Oliveira, Alexander Russo, Peterson dos Santos y Hugo Balduino Sousa.