La consagración de Alex Quiñonez en Doha

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Hace tres años, el velocista ecuatoriano Alex Leonardo Quiñonez estaba cansado del atletismo y se puso a trabajar con su tío arreglando motos. Pero le insistieron para que volviera a competir y este martes 1° de octubre logró una histórica medalla de bronce en el Mundial de Doha. Brilló en los 200 metros llanos, detrás del estadounidense Noah Lyles y del canadiense Andre DeGrasse, para convertirse en el segundo ecuatoriano en el historial en llegar a un podio mundialista, después del más grande atleta de ese país (Jefferson Pérez, tricampeón en la marcha de 20 km.).
Nadie hubiera dicho que Alex llegara tan alto en aquel momento. Había vendido además su coche Hyundai Tucson, únicamente para poder pagar las atenciones médicas de su hija Alexia, que tuvo complicaciones tras una infección.
La pequeña, nacida en 2014, es el eje de la vida de Álex, igual que su esposa Jennifer, que en los momentos económicamente más duros trabajó en un salón de belleza.
El atletismo había pasado a un segundo plano.
La Federación Ecuatoriana de Atletismo esperaba mucho de Álex Quiñónez desde su séptimo puesto en la final de los Juegos Olímpicos de Londres-2012, pero las cosas habían cambiado mucho desde entonces y el joven de Esmeraldas había perdido el interés.
Hasta que llegó el renacer, impulsado por el cariño de sus compañeras y amigas velocistas, Ángela Tenorio y Marisol Landázuri.
Ellas hicieron un doble trabajo, primero convencer a Álex de que debía volver y también conseguir que los preparadores le aceptaran, escépticos tras los episodios desagradables del pasado.
Al entrenador cubano radicado en Quito Nelson Gutiérrez le costó en un primer momento, pero la insistencia de Ángela y Marisol terminó permitiéndole esa segunda oportunidad.
«Tuve muchos problemas personales. Eso quedó atrás. Estoy escribiendo ahora una nueva historia. Hay que seguir trabajando. Fueron problemas con mucha gente, también problemas míos, que hicieron que me retirara. Pero luego regresé, ayudado por mis compañeras. Gracias a Dios todo está saliendo bien», dijo Quiñónez a la agencia AFP en una entrevista previa a su participación mundialista en Doha al recordar aquellos momentos.
En 2017 llegó el inicio de esa segunda vida deportiva de Álex Quiñónez y los frutos no han tardado en llegar.
Hasta su eclosión fulgurante en este 2019, año en el que avisó ya con el oro en los Juegos Panamericanos de Lima, en agosto, y llegando al Mundial con altas expectativas.
Tras firmar el segundo mejor crono tanto en las series como en las semifinales, Quiñónez ya era un rival a batir por todos, respetado, tenido en cuenta, incluso temido.
En la final se colgó la medalla de bronce, en una historia con final feliz para su renacer, pasando de las cenizas deportivas al podio mundial.
Su compañera Ángela Tenorio, eliminada en las series de 100 metros en este Mundial de Doha, siempre confió en él y en los días previos a esta final ya veía a Álex llamado a hacer historia.
«Creo que él va a estar en un podio. Le he visto entrenando muy bien y creo que él está para cosas grandes. Va a estar en un podio, en la final de los 200 aquí», vaticinó con acierto Tenorio el sábado en Doha.

Quiñonez es el tercer velocista sudamericano en alcanzar el podio mundialista de los 200 metros, después del brasileño Claudinei Quirino da Silva (3° en 1997, 2° en 1999) y del panameño Alonso Edward (subcampeón en Berlin 2009, escoltando a Usain Bolt en su carrera el récord mundial).

Quiñonez se abrazó en la llegada con el nuevo campeón, el estadounidense de 22 años, Noah Lyles. Este era el gran favorito y confirmó los pronósticos, tras su marca de 19.50 en Lausana por la Diamond League. El registro de Lyles es el cuarto en la historia de la prueba, precedido por los 19.19 de Bolt en Berlin, los 19.26 de otro jamaiquino (Yohan Blake, que aquí no llegó a la final) y los 19.32 de Michael Johonson en los Juegos Olímpicos de Atlanta 96. Estos 200 metros en Doha también marcaron la recuperación del canadiense Andre DeGrasse, 3° en 100 y 2° en 200, tras un período marcado por las lesiones.

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