Fuente: El Diario / Ecuador
Karla Jaramillo dio sus primeros pasos en el atletismo con seis años, pero su pasión por la marcha la descubrió a los diez y hasta la fecha, con 22, no ha dejado competir en los 20 kilómetros, aunque sin descuidar otros triunfos en el rol de madre.Se presenta como una mujer carismática y risueña, pero asegura que es muy disciplinada y estricta en su carrera y con su hijo, lo que le ha ayudado a ser más constante.Y es que él es precisamente el motor que la motiva a continuar entrenando, junto a la familia y su equipo, posicionándose entre las mejores atletas del país, según explicó a Efe.
El esfuerzo que Jaramillo ha puesto en su carrera deportiva la llevó a convertirse en plusmarquista de los Juegos Sudamericanos, que le dieron el pase directo a los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y a los Olímpicos de Tokio 2020.La cita continental comienza este fin de semana en la capital peruana y en ella se esperan unos 7.000 competidores de 41 países, que se medirán en 39 disciplinas deportivas.Oriunda de la provincia de Imbabura, Jaramillo ha tenido que enfrentarse a varios obstáculos en su vida, lo que no ha impedido que continúe con su carrera atlética.
Karla recuerda que uno de los retos más grandes fue convertirse precisamente en madre a los 19 años y que no fue tarea fácil volver a entrenar después de dejar las pistas durante un año.Tras alumbrar a su hijo mediante cesárea, los comentarios de sus médicos no eran muy alentadores: auguraban que tardaría varios años en volver a recuperar la forma física y tener el mismo rendimiento de antes
.No obstante, Jaramillo no se dejó vencer por la adversidad y rescató su disciplina, su planificación y el poder de la mente, que, según ella, le ayudaron a regresar a los entrenamientos y la competición.«Volver a la marcha fue muy duro porque yo empecé a entrenar con 72 kilos y no tenía fuerza en los músculos. Recuerdo que cada semana tenía calambres y contracturas, pero siempre me mentalicé en lo que quería, me imaginaba que iba a volver a estar bien», agregó.
Recuperar la rutina previa al embarazo fue «súper difícil», como empezar de cero. «No podía marchar». Su entrenador tuvo que enseñarle «nuevas técnicas».El esfuerzo que ha puesto la plusmarquista sudamericana durante casi toda su vida y en cada uno de sus entrenamientos se ha visto reflejado en su desempeño y victorias .La marchista ecuatoriana fue nueve veces campeona sudamericana antes de convertirse en madre y obtuvo el tercer puesto a nivel mundial en la categoría Sub 23 este mismo año.Pero no hay duda que uno de sus mayores logros fue tener la mejor marca (1:30.52) en la modalidad de 20 kilómetros marcha en los Juegos Sudamericanos realizados en Lima el pasado mayo.Ese título fue el sueño que siempre tuvo desde niña: «ahora verlo cristalizado es realmente hermoso, cuando uno va cumpliendo de a poquito sus sueños».
Su entrenador, que prepara a deportistas mujeres entre las que destaca Glenda Morejón, le ayuda bastante a formarse como ser humano y persona.»No solo es nuestro entrenador, sino también nuestro psicólogo y hasta nuestro nutricionista», subrayó. Su equipo se ha convertido en una verdadera familia, porque según comenta, está en las buenas y en las malas para apoyarse siempre. Pero no deja de lado la ayuda que ha recibido de su familia, especialmente de sus progenitores, que han estado siempre presentes, han confiado en ella y la han motivado para que no se dé por vencida.
La medallista dice que aún tiene «para largo» en el ámbito de la marcha debido a la edad que tiene, y vislumbra que le quedan «unos diez años más».La rutina disciplinada y constante que ha logrado ejercitar incluso después de convertirse en mamá ha sido su receta para dejar en alto el nombre de Ecuador.Y es que «el ser humano cuando hace lo que le gusta, se le hace fácil y se descomplica completamente», zanjó la joven promesa del atletismo ecuatoriano y madre orgullosa. EF