Ya se trata de 1896 (como indican algunas fuentes) o 1912 (como quedó registrado oficialmente), el atletismo de Chile fue –entre los países sudamericanos- el primero en participar en los Juegos Olímpicos de la era moderna.
Se trata, también, de uno de los países de nuestra región que resultó precursores para el atletismo, ya con registros de algunos concursos en Valparaíso hacia 1870, con un primer maratón completo disputado en Santiago (1909) y con una Federación nacional fundada en 1914. Justamente con motivo de sus 90 años, la FEDACHI editó un libro muy completo y allí alude a la posibilidad de que un atleta de ese país, Luis Subercaseaux-Errázuriz, haya participado en los Juegos Olímpicos de Atenas en 1896, los que marcaron la restauración del gran movimiento deportivo.
Se trataba del hijo del diplomático chileno Ramón Subercaseaux-Vicuña (cónsul en París y Berlin, entre otras funciones). Luis Subercaseaux había practicado atletismo en el internado británico San Edmundo, de la comunidad benedictina, en Francia. A punto de cumplir 15 años –había nacido el 10 de mayo de 1882- se encontraba de viaje por Europa con su hermano Pedro, dos años mayores, cuando se enteraron de los Juegos en Atenas. Pedro lo habría inscripto para una prueba ciclística y tres atléticas (100, 400 y 800 metros). Algunos testimonios, como el historiador español Fernando Arrechea, indican que Luis Subercaseaux “estuvo” al menos en los 100 metros de aquellos Juegos. Sin embargo, no aparece en sus resultados. Bill Mallon, el mayor experto en la historia del olimpismo, no lo menciona. La historia de Luis Subercaseaux en Atenas 1896 era desconocida hasta que, ocho décadas más tarde, fue revelada por su nieto Luis Subercaseaux-Cruchaga. Aparentemente, al volver a Francia, los hermanos habrían sido “reprendidos” por el padre, por haberse inscripto “sin permiso ni formalidades”. Por ahora, todo esto es materia de investigación.
En cambio, para los quintos Juegos Olimpicos de la era moderna, disputados en Estocolmo en 1912, el mismo año en que se fundó la IAAF, Chile ya contó con un equipo formal en nuestro deporte. Lo encabezaba Rodolfo Hammersley, de 26 años, oriundo de Valparaíso.
Hammersley había brillado dos años antes en la pista de césped de Palermo, en Buenos Aires, donde se realizó el Torneo del Centenario, el primer campeonato internacional de cierta relevancia en nuestra región y antecedente de los Sudamericanos. Allí Hammersley fue cronometrado en 10 segundos y 4/5 para los 100 metros llanos, marca equivalente al récord mundial de la época, aunque no existían procedimientos de homologación. También ganó el salto en alto en sus dos versiones (1m.71 con impulso, 1m.40 sin impulso), lo mismo que el salto en largo (6,09 m. y 2,84 m.), y el salto con garrocha (2,81 m.). Y quedó segundo en los 110 metros con vallas, ganados por su compatriota Pablo Eitel en 17 segundos y 2/5. Otro de los buenos valores chilenos en Buenos Aires era Federico Müller, quien se impuso en los 800 y 1.500 metros, fue subcampeón de 400, e integró la posta larga campeona.
Hammersley, Eitel y Müller, junto a Leopoldo Palma, Alfonso Sánchez y Rodolfo Salinas fueron los primeros chilenos en competir en los Juegos. Las crónicas de ese tiempo revelan que Hammersley, lesionado y con escaso tiempo de recuperación, no pudo cumplir sus expectativas y quedó en la fase clasificatoria del salto en alto, tanto con impulso (1.60 m.) como sin impulso (1.40 m). Eitel logró su serie de los 110 metros con vallas en 17s.2, alcanzando las semifinales. También participó en las series de 100 y 200 llanos, lo mismo que Palma y Müller en los 800, Alfonso Sánchez en 5.000 y 10.000 y Rolando Salinas en la marcha de 10 mil metros.
Algunos de ellos aún permanecían en actividad hacia 1918, cuando se fundó la Confederación Sudamericana de Atletismo en Buenos Aires y se realizó el torneo Iniciación, donde Palma logró los 400 metros vallas y Hammersley se dedicó a los lanzamientos, ganando el disco con 30,29 m. y quedando segundo en martillo. Pero el Campeonato Sudamericano inaugural recién se cumplió un año más tarde, en Montevideo, y ya competía otra generación. Los hijos de Hammersley también se destacaron como deportistas, especialmente Andrés, uno de los mejores tenistas sudamericanos en las décadas del 40 y 50, líder del equipo chileno de Copa Davis y participante en Wimbledon y Forest Hills.
Foto: final de los 100 m en los Juegos de Atenas 1896