La colombiana Catherine Ibargüen y la venezolana Yulimar Rojas llegaban con todos los boletos para anotarse en el podio del salto triple, en estos Juegos de Rio. Pero una cuestión son los antecedentes y los pronósticos, y otra la cruda verdad que suele marcar una competencia suprema como los Juegos Olímpicos. Lo cierto es que ambas confirmaron las previsiones, dejaron cualquier fantasma bien lejos y colocaron -por primera vez en la historia- al atletismo sudamericano en el 1-2 de un podio olímpico. La kazaja Olga Rypakova, defensora del título y máxima amenaza para ambas, se llevó el bronce en una competencia que tuvo alta técnica, nervios, vibración.
Después de los Juegos de Londres, Rypakova había tenido su «temporada sabática» (fue mamá), pero en los últimos tiempos comenzó a recuperar su nivel. Y en junio pasado, en Birmingham, detuvo la arrasadora marcha de Ibargüen, quien llevaba 34 victorias consecutivas en competencias internacionales, un invicto desde aquellos Juegos de Londres, cuando quedó medalla de plata. Yulimar, en tanto, es la estrella emergente de la prueba, desde la reciente estación de pista cubierta (se afianzó sobre los 14 metros y se proclamó campeona mundial en Portland). Tanto Ibargüen como Yulimar cuentan con entrenadores cubanos, que fueron destacados especialistas en salto… en largo. Ubaldo Duany conduce la campaña de Catherine desde que ella estudiaba y residía en Puerto Rico, mientras el legendario Iván Pedroso tomó a fines de 2015 la conducción técnica de Yulimar y hacen base en Guadalajara, cerca de Madrid.
La prueba final del salto triple en el Engenhao se abrió con un sorpresivo 14.71 de la joven estadounidense Keturah Orji, nuevo récord de su país. También Rypakova se mostraba sólida (14.73) en tanto Ibargüe necesitaba 14.65 y Rojas, 14.32. Pero la fulminante respuesta de la colombiana llegó en la segunda ronda: los 15.03 le fijaban ciertos límites a la prueba (sólo ella y Rojas han pasado la barrera de los 15 metros en esta temporada). La venezolana, tras un nulo en la segunda ronda, entró en zona de medallas con sus 14.87 del tercero. Tanto allí como en la fase siguiente, sentenciaron la competición. Ibargüen logró los 15.17 ganadores en cuarta ronda, Rojas llegó hasta 14.98. Todo inaccesible para sus adversarias, aún cuando Rypakova, con su espigado físico y su ductilidad técnica, llegó hasta 14.74 en la quinta. Tramo final: 14.58 para la kazaja y su bronce asegurado, 14.95 para Rojas. Y todo el festejo de Catherine, ha proclamada campeona olímpica, levantando al público. Hizo un intento más (14.80), era un «bonus».
La serie campeona de Catherine Ibargüen fue: 14.64(-0.1), 15.03 (0.0), 14.38 (0.2), 15.17 (0.4), 14.76 (0.2) y 14.80 (0.0). En tanto Yulimar tuvo la siguiente: 14.32 (0.9), nulo, 14.87 (0.7), 14.98 (0.8), 14.66 (0.1) y 14.95 (0.1).
Ryapkova fue tercera con 14.74, tres centímetros por delante de la estadounidense Orji y luego se ubicaron la Hanna Knazyeva-Minenko (israelí, antes ucraniana) con 14.68 y la portuguesa Patricia Mamona, reciente campeona europea, con 14.65, en ambos casos con sus mejores producciones personales. EL séptimo lugar fue para la jamaiquina y campeona COmmonwealth, Kibmerley Williams, con 1453 y el otavo, para la griega -y bronce del Mundial Indoor- Paraskevi Papahrístou con 14.26
Para la colombiana fue su mejor marca de la temporada -tenía 15.04 en Doha- y Yulimar estuvo cerca de la propia (cuenta con 15.02 en Madrid).
«Trabajé mucho para este sueño, se hizo realidad», dijo Ibargüen. Su debut olímpico se había producido hace doce años en Atenas, pero en salto en alto, especialidad que fue dejando -en favor del triple- a fines de aquella década.
Ibargüen le une este oro olímpico a la medalla de plata en Londres, a dos títulos mundiales outdoor y una medalla de bronce (Daegu 2011), y dos oros panamericanos, en una formidable colección. Yulimar Rojas, oriunda de Caracas y residente en Puerto La Cruz, es el futuro.