Desde que los Campeonatos Mundiales de Atletismo fueran instaurados hace ya más de tres décadas (1983), ningún atleta venezolano había alcanzado un podio y, ni siquiera, una posición de top 8. Pero en apenas dos días, todo se ha revertido y las hazañas de Robeilys Peinado (el domingo) y Yulimar Rojas (este lunes 7 de agosto) han colocado al atletismo de Venezuela en los primeros planos. Ambas son muy jóvenes y, mientras lo de Peinado constituyó toda una revelación al competir contra garrochistas de antecedentes y experiencia superiores, lo de Rojas ya se esperaba, dada su formidable evolución de los últimos dos años.
Y estas actuaciones llegan en un momento particularmente sensible, dada la crisis social y política que se vive en ese país.
«Gracias a todos nuestros hermanos de Sudamérica por tanto apoyo. En el medio de la crisis del país, este es un día histórico para el deporte y el atletismo», dijo el secretario de la FAV, Marcos Oviedo, quien junto a su presidente, Wilfredys León, y también el recordado Nelson Rodríguez, entre otros fueron -desde hace muchos años- los incansables motores directivos para la transformación de este deporte en Venezuela.
El atletismo tiene una valiosa tradición allí y su primera medalla olímpica (única hasta el año pasado) la había logrado el triplista Asnoldo Devonish, tercero en los Juegos de Helsinki, en 1952. A partir de aquel momento, los atletas de Venezuela fueron animadores de las principales competencias continentales -Sudamericanos, Bolivarianos, Centroamericanos- y dejaron su huella, sobre todo por aquella magnífica generación de velocistas que incluía a Horacio Estéves (recordman mundial de 100 con 10s0), Rafael Romero y Arquímedes Herrera, entre otros, que llevaron en dos oportunidades a los relevos cortos hasta las finales olímpicas en los comienzos de la década del 60. El mediofondista William Wuycke tomaría las banderas venezolanas en los años 80. Pero fue en esta última década, con un consistente trabajo directivo y técnico, y un mayor aprovechamiento del semillero, además de una intensa promoción entre los jóvenes, que Venezuela obtiene ese notable resurgimiento.
Lamentablemente, la crisis también golpea muy fuerte sobre la organización deportiva, resintiendo la actividad local y obligando a las principales figuras a concentrar su preparación en el exterior (Yulimar reside en España, Robeilys en Polonia, entre otros).
Pero, más allá de esa dura circunstancia, es un momento de gloria para el atletismo venezolano, sus jóvenes figuras y una demostración de su siempre vigente calidad.