Fuente: CADA
El reciente Iberoamericano en Rio de Janeiro marcó una recuperación de los atletas argentinos a nivel de conjunto en las pruebas de mediofondo respecto a los eventos internacionales de los últimos tiempos. Ocurrió, sobre todo, en el sector femenino con los récords y medallas de Casetta, Lozano, Flor Borelli. Pero también entre los varones. Y uno de los nombres que ha sorprendido en estos meses, por su progresión sobre 800 metros llanos, es el de Leandro Paris, proveniente de San Luis. Su registro de 1 minuto, 47 segundos y 18 centésimas, obtenido durante la fase eliminatoria del Ibero, lo encumbra como el tercer mejor argentino del historial y, dada su juventud (21 años recién cumplidos) con una perspectiva muy amplia de superación: recién hace sus primeras armas en la competencia internacional.
Aquella historia
El atletismo argentino ofrece un emotivo historial en la competencia de “las dos vueltas a la pista”, que incluye 15 títulos sudamericanos. Ningún otro país, ni siquiera Brasil, alcanzó esa cifra, aunque aquellas conquistas (nuestras) ya quedan lejanas. Ocho de nuestros atletas participaron sobre esa distancia en los Juegos Olímpicos, siendo el precursor Leopoldo Ledesma (1928) y, Leonardo Price, chubutense, el más reciente, en la pasada década en Beijing.
Anderson provenía de excelentes resultados en los 400 llanos, pero se volcó hacia el mediofondo en oportunidad de los Juegos de Berlin, donde trepó hasta la final y ocupó el séptimo puesto. Un lujo, ocurrido hace exactamente ocho décadas. Entre los olímpicos argentinos de 800 también estuvo ese talento entrerriano llamado Carlos Angel Dalurzo quien en Munich 72 y con sus 19 años, fue el más joven representante del atletismo nacional masculino en la historia de los Juegos (al igual que Braian Toledo en Londres 2012). Dalurzo había sorprendido apenas una temporada antes al consagrarse campeón sudamericano entre los mayores, en Lima, pero se retiró de nuestro deporte igualmente joven. Y lo mismo sucedió con otro de los talentos precoces como Carlos Villar, dueño del oro sudamericano en Rio (1975) a los veinte años.
Anderson y Eduardo Balducci –cuatro veces autor del récord nacional, hasta dejarlo en la frontera del minuto y 50 segundos- estaban considerados los mejores “ochocientistas” de nuestro historial atlético, hasta la aparición del hombre que llevó el nivel de marcas a un nivel impensado en su tiempo: Luis Antonio Migueles, En 1984 y con 18 años, Migueles se colocó como el número 1 del mundo en la categoría junior al marcar 1m47s14. Le dio a la Argentina sus últimos oros sudamericanos (1985, 1987) antes que el dominio brasileño –con la generación de Cruz, Guimaraes y Zequinha Barbosa- y el venezolano William Wuycke colocaran a la región en los primeros planos mundiales de la distancia.
Migueles entrenó durante tres temporadas en la ex Checoslovaquia y fue en ese marco que, el 14 de junio de 1986 durante el clásico meeting de Bratislava, fijó el récord nacional todavía vigente de 1m.46s.01. Bastión de las formaciones nacionales desde entonces, sin embargo su progresión se detuvo allí, no tuvo su chance olímpica y se retiró a principios de la década siguiente.
Ninguno, entre nuestros atletas, pudo acercarse a estos registros. Lo insinuó el bahiense Gustavo Aguirre, un gran campeón en otra distancia igualmente dura como los 400 llanos (1m47s23 fue su más alta producción en 800). Y Price, en mayo de 2008, en Sao Paulo, logró 1m46s90 que le dieron el pasaporte olímpico.
Hasta que en estos días, por su sorprendente evolución y por su juventud, Leandro Paris asoma como el gran valor en la distancia.
Progresos
Paris nació el 16 de febrero de 1995, viene de El Volcán, una villa turística ubicada al pie de las sierras de San Luis. Entrena sobre una pista de tierra, desde hace varias temporadas bajo la conducción técnica del profesor Jorge Niño. Sus primeras incursiones atléticas se dieron en el colegio, motivado por su maestra de educación física, Fabiana Perretti.
Su aparición internacional, representando a su provincia, se dio en los Juegos Binacionales de Santiago de Chile (2012), reservados a la categoría u20, donde quedó tercero sobre 800 metros con 1m55s55 y cuarto en los 1500. Ese mismo año, en Mendoza, fue 5° en el Sudamericano u18 sobre 800, con la que sería su mejor marca en la distancia 1m55s12. En 2012, los Binacionales se hicieron en la pista de La Toma, donde entrena habitualmente, y allí logró tanto los 800 como los 1500 llanos. Integró la Selección Nacional en el Sudamericano u20 de Resistencia, quedando sexto con 1m57s67. El 2014, ya en su última temporada junior, lo mostró en un firme progreso: 1m51s53 sobre 800 (“mi distancia favorita, la distancia que quiero”, declaró). Logró el título nacional al despedirse de la U20 con 1m53s00 en Mar del Plata y fue subcampeón sobre 400 metros con 49s.1, comenzando a incursionar con mayor frecuencia en esa velocidad. Durante 2015 resaltó el subcampeonato nacional u23 en Mar del Plata, tanto en los 400 llanos (48s66) como en la posta larga. Y el 2016 comenzó con todo.
Al tercer puesto en los Nacionales sobre 400 llanos con 48s.66 le continuó, apenas un día después, el triunfo en 800 con 1m.48s.68, mejor registro del historial de los Campeonatos, que están por cumplir un siglo. Esto le valió la nominación a la Selección para el Ibero donde sorprendió en la eliminatoria con los citados 1m47s18 (ya para la final había sentido el esfuerzo y la inexperiencia en este nivel, terminando 7° con 1m51s53).
El camino está abierto para Leandro Ismael Paris. Si tiene el apoyo, la constancia y la planificación suficientes, todo indica que puede convertirse en “el” mediofondista anhelado. El que le de continuidad a aquella historia de los Anderson, Balducci, Dalurzo, Migueles y tantos nombres destacados.