Recuerdos de la gran Ximena Restrepo

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Por Alberto Galvis Ramírez/COC – en RColombia
Corría el año de 1982 y Ximena Restrepo, de 13 años, estudiante del Colegio Marymount practicaba la equitación, en elegantes clubes sociales de Medellín. Sin embargo, en las clases de educación física logró sentir atracción por un duro deporte, el atletismo, animada por su profesora Amparo Duque, y por sus condiciones para las carreras.
Las características de Ximena animaban a su maestra: era alta, delgada, espigada, veloz y, lo más importante, disciplinada y receptiva a las insinuaciones y a los planes de entrenamiento.
En los dos años siguientes asistió puntualmente a sus prácticas y asumió el papel de atleta, con la seriedad de una persona adulta y madura, y sus progresos fueron muy rápidos, porque empezó un veloz despegue, que la convirtió en la nueva esperanza del atletismo colombiano.
En 1984, con 15 años, dirigida ahora por la monitora de la Liga de Atletismo de Antioquia, Emperatriz González  fue cuádruple campeona en los Juegos Intercolegiados de Medellín, en la categoría de menores, en 100 y 200 metros planos, y en los relevos de 4×100 y 4×400, con marcas destacadas en el concierto nacional.
En menos de un año fue la mejor velocista de Colombia y en 1985 integró el seleccionado nacional que participó en los Juegos Bolivarianos, en Cuenca, Ecuador. Allí sorprendería con tres títulos, el individual de los 200 metros, y los colectivos de 4×100 metros, con Milades Aguiño, Elia Mera y Maribelsy Peña y el de 4×400, con Clarena Aranguren, Elvia Lopera y Leidamia Lucumí.
Paseo triunfal por el continente
Después vendrían incontables títulos internacionales: en 1986, campeona iberoamericana, en La Habana, Cuba, en 100 metros, y campeona suramericana, en Quito, Ecuador, en los 200 metros. En 1987, semifinalista en el mundial juvenil, en Grecia, en 100 y 200 metros planos; campeona suramericana de 100 y 200 metros, en Santiago de Chile, y campeona nacional universitaria, en Estados Unidos. En 1988, semifinalista en los 400 metros planos, de los Juegos Olímpicos de Seúl, Corea. Y en 1992, la gran hazaña de Barcelona, al ser tercera en los 400 metros planos.
En los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988, como suplente del relevo de 4×100 metros dimensionó lo que era estar en unos Juegos Olímpicos. Allí conoció a quien no sólo le señalaría el camino sentimental, sino también su futura residencia: el lanzador chileno Gert Weil  con quien empezó un romance, que terminó en el altar, el 31 de enero de 1991, mientras terminaba su carrera de periodismo, en la Universidad de Nebraska, Estados Unidos.
En ese mismo año participó en el Mundial de Tokio, y fue la revelación, al finalizar sexta en los 400 metros planos. Este fue el mejor antecedente para lo que ocurriría después, en los Olímpicos de Barcelona, al año siguiente.
Ese histórico 5 de agosto de 1992
Dentro del plan establecido por el COC para los Juegos de Barcelona 1992, las máximas expectativas se reunían alrededor del equipo de fútbol, dirigido por Hernán Darío El Bolillo Gómez, que había hecho un extraordinario preolímpico, conjunto que finalmente fracasó.
La consagración de Ximena Restrepo comenzó el 1º de agosto. Por el carril número uno, de la serie dos, con el número 324 en el pecho se alistó la colombiana en la pista del Estadio Olímpico, para tomar parte en la ronda preliminar de los 400 metros planos. Fue segunda detrás de la estadounidense Natasha Kaiser, con 52.34, excelente puesto, pero lejos del registro que haría finalmente.
Luego vendrían las dos series que la llevarían a la final, en las cuales registró 50.63 y 49.76, la mejor marca suramericana de la historia.
Este fue el orden de los carriles en esa final:
Rochelle Stevens, de Estados Unidos
Sandie Richards, de Jamaica
Olga Brygzina, de Rusia
Jill Richardson, de Canadá
Marie-José Perec, de Francia
Ximena Restrepo, de Colombia
Phylis Smith, de Inglaterra
Olga Nazarova, de Comunidad de Estados Independientes.
Ximena fue tercera, volvió a superar la marca suramericana, esta vez con 49.64, registro nacional y suramericano aún vigente.
En 2010, Ximena recordó: “El proceso de llegar a la final fue muy emocionante. El día de la prueba, que era en la noche, pasé unas horas eternas. Estaba ansiosa. Tenía inmensas ganas de correr ya, pero al mismo tiempo, la seguridad interna que podía dar la pelea, pero subirme al podio era una probabilidad remota, porque el nivel olímpico del atletismo está en un punto muy alto. Sin embargo miré en el itinerario cuándo era la ceremonia de premiación, a ver si me llevaba al estadio el uniforme completo, por si de pronto se me daba la sorpresa. Fue una carrera muy dura. La cuarta llegó al lado mío, así que sólo hasta la repetición me di cuenta de que le había ganado”1.
Residenciada en Santiago de Chile, Ximena Restrepo fue la entrenadora de atletismo y jefe de técnicos del Club Deportivo de la Universidad Católica de Chile y en la actualidad es Coaching Nutricional y forma parte de la Comisión Técnica de la Odesur para los Juegos Suramericanos de Cochabamba 2018 y los Juveniles de Santiago de Chile.
Hoy, a sus 47 años, Ximena Restrepo es una mujer feliz al lado de su esposo, Gert Weil, de sus hijas Martina y Franka y de los recuerdos de esa gesta que pasó a la historia como la más grande del atletismo, hasta ese momento, y una de las más inolvidables del deporte colombiano.

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