
La NCAA impone cupos en equipos en lugar de becas, afectando el reclutamiento y el futuro del atletismo universitario. ¿Cómo impactará en los atletas?
La NCAA enfrenta un cambio de paradigma con la reciente resolución del caso House vs. NCAA, lo que podría redefinir el atletismo universitario tal como lo conocemos. La eliminación de los límites de becas en favor de cupos en los equipos podría cambiar drásticamente la competitividad entre universidades, favoreciendo a aquellas con mayores recursos.
El impacto del fallo judicial y el acuerdo millonario
El conflicto comenzó en 2020 con la demanda presentada por Grant House (nadador de Arizona State) y Sedona Prince (jugadora de baloncesto de TCU), quienes exigieron no solo el derecho a monetizar su nombre, imagen y semejanza (Name, Image, Likeness o NIL), sino también una parte de los ingresos televisivos de la NCAA. Con casi $945 millones de dólares en derechos de transmisión en 2023, la demanda apuntaba a una distribución más equitativa de estos ingresos.
La jueza Claudia Wilken, quien ya había fallado en contra de la NCAA en 2014 y 2021 por restricciones sobre los NIL y compensaciones académicas, dictaminó que la NCAA debía compartir sus ingresos con los atletas. La organización decidió evitar una larga batalla legal y aceptó un acuerdo de $2.58 mil millones de dólares, además de comprometerse a distribuir hasta $20 mil millones en pagos a deportistas. Aunque la resolución está programada para abril de 2025, existen al menos 18 objeciones legales que podrían retrasar su implementación.

Adiós a las becas, hola a los cupos en los equipos
Para evitar futuras demandas antimonopolio, la NCAA eliminó los límites de becas en los deportes universitarios. Sin embargo, para evitar que las universidades más ricas monopolizaran el talento, se impusieron límites de roster.
En el atletismo, la mayoría de los equipos de División I podrán tener hasta 45 atletas en su equipo de pista y campo, mientras que los de cross country estarán limitados a 17 integrantes. Sin embargo, la poderosa Conferencia SEC aplicó reglas aún más estrictas, fijando los límites en 35 y 10 cupos, respectivamente.
Si bien estos números representan un aumento respecto a las restricciones previas, muchas universidades no tendrán el presupuesto para financiar cupos completos, lo que sigue favoreciendo a las instituciones con mayores recursos. Según Chris Bucknam, entrenador de la Universidad de Arkansas, “la verdadera diferencia radica en cuántas becas podrá financiar cada universidad dentro de una misma conferencia”.
Por otro lado, los entrenadores de universidades con presupuestos más modestos anticipan desafíos para mantener sus equipos mientras los directores atléticos priorizan otros deportes como el fútbol americano. “Hacemos lo mejor que podemos con los recursos limitados que tenemos”, comentó un entrenador de una conferencia menor.
Las preguntas sin respuesta
Los entrenadores aún tienen incertidumbre sobre la implementación de estas nuevas reglas. ¿Cuándo se debe establecer el límite del roster? ¿Al inicio del año académico, el primer día de entrenamientos o el inicio de la temporada? Según Sam Seemes, director de la USTFCCCA, “todavía no hay respuestas claras sobre cuestiones clave”.
Otro aspecto que genera dudas son las compensaciones adicionales para los atletas. En 2021, la Corte Suprema permitió que las universidades otorgaran hasta $5,980 dólares en premios académicos (Alston Awards). Sin embargo, se desconoce si estas bonificaciones seguirán existiendo o si las universidades redirigirán estos fondos a becas deportivas.
Algunas universidades ya están tomando decisiones: un entrenador de la conferencia Big 10 ha comenzado a recortar becas para el próximo año, mientras que muchos de sus colegas siguen esperando instrucciones de sus directores atléticos.
Las universidades con más recursos se enfrentarán a un cambio en su estrategia de reclutamiento. Caryl Smith Gilbert, entrenadora de Georgia y dos veces campeona nacional, resumió el nuevo enfoque: «Si tienes 35 cupos, necesitas 35 de los mejores».
Este ajuste afectará especialmente a los atletas en desarrollo. Paul Brueske, de la Universidad de South Alabama, explicó que su programa se ha caracterizado por identificar y potenciar talentos con potencial a largo plazo. «Ahora estaremos limitados en a quién podemos fichar», lamentó.
Mientras tanto, Mike Holloway, entrenador de la Universidad de Florida, cree que el impacto en la élite será menor. “Si estuviéramos reduciendo becas, sería una historia distinta. Pero como solo estamos reduciendo el tamaño de los equipos, los mejores seguirán teniendo oportunidades”.

¿Los talentos sin cupo migrarán a universidades más pequeñas?
Algunas universidades de menor nivel esperan beneficiarse de los recortes en los equipos más grandes. “Lógicamente, esto debería ayudar a programas como el nuestro”, dijo Andy Sythe, entrenador de Long Beach State. Sin embargo, hasta ahora no ha visto un aumento en el interés de atletas desplazados.
El nuevo sistema podría empujar a más atletas al portal de transferencias, aumentando la competencia entre universidades para captar talentos. “Las oportunidades para los atletas en desarrollo están desapareciendo”, advirtió Bucknam, quien recordó que su equipo del relevo 4×400 metros, que marcó 2:58 el año pasado, incluía un corredor que en la secundaria corría 47.54 en los 400 metros. “Con las nuevas reglas, no sé si podría haberlo reclutado”, afirmó.
Por su parte, Caryl Smith Gilbert cree que algunos de los mejores atletas que antes optaban por universidades grandes ahora considerarán programas mid-majors o incluso divisiones menores. “Tal vez sea algo positivo”, reflexionó.
¿Afectará el desarrollo olímpico de EE.UU.?
Históricamente, la NCAA ha sido clave en la formación de atletas olímpicos estadounidenses. En los Juegos Olímpicos de París 2024, 33 de los 37 medallistas estadounidenses en atletismo se formaron en programas universitarios. ¿Podría este nuevo sistema afectar ese flujo de talento?
Algunos expertos creen que la reducción de cupos dificultará el acceso de los jóvenes talentos al más alto nivel. “Muchos de estos atletas ahora tendrán que buscar opciones en otras divisiones o incluso fuera del país”, advierten algunos entrenadores.
Mientras tanto, la posibilidad de que el Comité Olímpico de EE.UU. (USOPC) o USATF brinden apoyo financiero a los programas universitarios parece lejana. “El USOPC debería ser un socio clave en la financiación del atletismo universitario, pero hasta ahora ha sido casi inexistente”, criticó Seemes.
El desafío del marketing en el atletismo universitario
Otro problema fundamental es la falta de visibilidad del atletismo universitario. “Debemos encontrar formas de atraer más audiencia y hacer nuestro deporte más accesible”, propuso Smith Gilbert. Comparó el crecimiento de la gimnasia y el voleibol con la falta de innovación en el atletismo.
Por otro lado, algunos entrenadores mantienen una postura optimista. Mike Holloway cree que “no hay motivo para entrar en pánico”, ya que las reglas seguirán evolucionando con el tiempo.
Por su parte, Chris Bucknam resumió la incertidumbre que enfrenta el atletismo universitario: “Tenemos que superar esta fase de cambios y sobrevivir”.
Fuente & Fotos: https://trackandfieldnews.com