Fuente CADA
El keniata Bedan Karoki conquistó la nueva edición del «21k de Buenos Aires/Naranja» que, con un excepcional nivel técnico y masiva participación, se constituyó en uno de los más veloces del mundo. Con cuatro hombres por debajo de la «frontera» de la hora -un registro que fija la «crema» de la «crema» entre los fondistas- y con cinco mujeres por debajo de 1h10m, en ambos casos pulverizando el récord del circuito, el medio maratón porteño se afirma por segundo año seguido entre las grandes carreras del mundo. Y junto a ese nivel que por momentos asombra también hay que destacar la masiva participación -algo que también se da en muy pocos países- ya que más de 20 mil personas tomaron la línea de salida y 18.500 completaron el recorrido y clasificaron (3.000 más que el año anterior).
Hace exactamente un año, Karoki había protagonizado un emotivo duelo con su compañero de equipo, el etíope Mosinet Geremew. Este, en 59m48s, con 2 s. de ventaja sobre Karoki, había logrado el triunfo y ambos se habían constituido en los primeros en quebrar el límite de la hora para los 21,09 km en Buenos Aires (además de fijar el mejor tiempo histórico en territorio americano). Ahora Geremew no estaba -prepara el maratón del Mundial de Doha, del mes próximo- pero Karoki vino dispuesto a todo: al triunfo y a la gran marca.
«Este es un circuito ideal, me atrevo a decir que aquí se puede batir el récord del mundo», comentó Karoki, un hombre que ya fue subcampeón mundial de la distancia y finalista olímpico de los 10 mil metros llanos. Seguido muy de cerca por el joven y ascendente fondista etíope Seifu Tura Abdiwak, Karoki le impuso un ritmo infernal a la prueba pasando los 10 km en 27m53s y los 15 km en 42m05s, lo que anticipaba la hazaña final.
Karoki mantuvo su ritmo hasta el último instante para terminar en 59m.05s., un registro que este año -en el mundo- sólo fue mejorado en una carrera (58m42s de su compatriota Stephen Kiprop, en febrero en los Emiratos Arabes). Pero el asombro no concluía allí: otros fondistas africanos también llegaban enseguida, por debajo de la hora. Seifu Tura en 59m17s, el keniata Paul Lonyangata (ganador de esta prueba porteña en 2017) ahora con 59m49s y el sudafricano Stephen Mokoka con un registro personal de 59m51s para el cuarto puesto. Y la legión africana continuaba con otro keniata, Emmanuel Saina, quinto con 1h01m20s, su mejor marca. Es el mismo hombre que ganara y sorprendiera en octubre pasado en el Maratón de Buenos Aires.
Estimulados por esta ola de colosos, también los atletas latinoamericanos brillaron en la prueba, encabezados por el colombiano José Mauricio González, octavo con 1m2s42. Y en el puesto siguiente apareció el mejor argentino, Joaquín Arbe, quien marcó 1h02m57s, que constituye el tiempo más rápido de un atleta de nuestro país en las últimas dos décadas (solo el recordman Antonio Silio y Juan Pablo Juárez tienen marcas mejores).
El chileno Matías Silva brilló con su 10° puesto en 1h03m01s, delante del mexicano Juan Luis Barrios (1h03m28s). El venezolano Luis Alberto Orta quedó 12° con 1h3m31s, un puesto por delante del colombiano Iván Darío González, cuyo registro de 1h03m43s también representa su mejor personal. El brasileño Ederson Vilela Pereira, quien venía de su consagratoria medalla de oro en los 10 mil metros de los Panamericanos, fue 14° con 1h04m30s, sintiendo el trajín de las últimas semanas.
Seguían desfilando estas figuras atléticas, hasta que comenzaron a aparecer las mujeres, barriendo con el récord del circuito (1h09m10s de la keniata Vivian Jerono el año pasado). Ahora fue le turno de la etíope y favorita Ababel Yeshaneh Brihane, quien confirmando su condición de una de las mejores fondistas del mundo ganó con 1h07m44s. Luego estuvieron las keniatas Esther Chesang con 1h09m25s, Rodah Jepkorir con 1h09m31s y Leah Jerotich con 1h09m42s y enseguida la sudafricana Glenrose Xaba con 1h09m46s. Increíble. Marcela Cristina Gómez, una argentina
que actualmente reside en Brasil, encabezó la clasificación local con 1h14m25s, arrasando con su mejor tiempo personal y ubicándose entre las top de la lista nacional permanente.
«Entre este circuito plano, realmente muy bello, el nivel general de la prueba y un clima ideal, con 14°C a la hora de la largada, se dieron todas las condiciones para estos resultados», definió Jorge Basirico, responsable del sector de atletas Elite de la media maratón, organizada por la Asociación Ñandú.
También estaban llegando los atletas de las distintas categorías especiales (silla de Ruedas, Hand Bikes, disminuidos visuales B1 y B/2,3) para compartir la premiación posterior. Y también desfilaban miles de historias profundamente humanas, hasta apasionantes, de todos los que se atrevieron a correr y disfrutar a lo largo de las avenidas y parques de la Ciudad. Además de contar con la suficiente hidratación, fueron animados por numerosos shows y números musicales a lo largo del recorrido, desde la banda tributo a Creedence en la largada, la emoción del Himno Nacional cantado por la soprano Patricia Deleo y todos los géneros acompañado a los atletas.
La media maratón porteña volvió a tener la característica de «carrera cardioprotegida», con decenas de desfibriladores en protección a lo largo de todo el circuito y la presencia de especialistas que se desplazaban en rollers para atender cualquier emergencia.
Fue la antesala del Maratón Internacional de Buenos Aires/Campeonato Sudamericano, del próximo 22 de septiembre. Contó con la presentación de Adidas, PowerAde, Clarín y el Gobierno de la Ciudad, con ESPN.Run como main broadcaster, Nissan como transportador oficial y el auspicio de Air Franc,e Arcor, BioMed, ENA/Granix, FotoRun, Emergencias, Instituto Asegurador Mercantil, Kynet, Osdepym y Tropical.
La prueba, fiscalizada por la CADA y la FAM, se realizó sobre el circuito oficial, certificado por la IAAF.